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martes, 24 de abril de 2012

FATIGA INTELECTUAL y ESTRÉS:


La sensación de fatiga, sea o no síntoma de otra enfermedad, nos indica la necesidad de descanso. Es un mecanismo regulador del organismo.

Cuando las exigencias de nuestro trabajo nos superan, los efectos son evidentes:
  • pérdida de concentración
  • peor relación esfuerzo-resultado
  • menor capacidad de asimilar información 
  • otros síntomas asociados son: trastornos en el sueño, fatiga  ocular, sensación continua de cansancio, adormecimiento, mareos, cefaleas, irritabilidad, alteraciones digestivas…

Lo primero que hay que hacer es fortalecer la propia capacidad de resistencia mejorando los hábitos de alimentación, descanso y ejercicio ya que si no se les presta la debida atención pueden provocar por sí solos una sensación de cansancio permanente.

Los alimentos que mejor satisfacen nuestras necesidades de nutrientes en estas circunstancias, son los cereales integrales (especialmente la avena) y los frutos secos oleaginosos (en especial las almendras y las nueces).
Es muy recomendable e importante el ejercicio físico, aumentar las proteínas, los hidratos de carbono, consumir legumbres (sobre todo garbanzos), germen de trigo, vitamina B y vitamina C para mejorar la adaptación del organismo al estrés.
  • El anacardo es muy rico en magnesio y en vitaminas B1 y B2 (supera a la almendra y a la nuez)
  • La avena equilibra los nervios y favorece el descenso del colesterol.
  • La nuez del Brasil (coquito de Brasil) tiene un elevado contenido en vitamina B1 (tiamina)
  • Los piñones son un buen alimento para el cerebro.
  • La almendra tonifica el sistema nervioso y disminuye el colesterol. 
  • El germen de trigo y su aceite mejoran la forma física y la resistencia a la fatiga.
  • La semillas de sésamo o ajonjolí son muy ricas en grasas poliinsaturadas, minerales, fibra y vitamina B
  • La jalea real es beneficiosa en todos los casos que se requiere un soporte energético y reconstituyente. 
  • La levadura de cerveza tiene muchas proteinas y vitaminas del grupo B aunque algunas personas pueden manifestar problemas de adaptación.
  • La uva constituye una fuente de energía natural por su riqueza en azúcares e hidratos de carbono. 
  • El kiwi es muy rico en vitamina C y se suele recomendar en casos de anemia ferropénica.
  • La lechuga seda los nervios y sacia el estómago. Los antiguos romanos tenían la costumbre de comer lechuga por la noche para favorecer el sueño después de una cena copiosa, no obstante, es recomendable una cena ligera. 
  • Zanahorias. Esta verdura es buena para la memoria, sobre todo si se consume a largo plazo. 

Reducir o evitar la comida basura, las conservas, productos refinados y alimentos procesados porque agotan las reservas de ciertos nutrientes que solo están en las frutas y hortalizas frescas, como por ejemplo la vitamina C.

Las bebidas estimulantes como el café, el té y/o el chocolate debe ingerirse con moderación.

La organización de las tareas, las condiciones ambientales y la motivación son claves para prevenir la fatiga y reducir el estrés. Es conveniente:
  • Trazar objetivos parciales de trabajo que nos permitan tener una sensación de avance. 
  • Realizar pausas durante la jornada.